domingo, 5 de octubre de 2008

Abril es una inauguración de tela

Abril es una inauguración de tela
afectada por la ola que no existe,
el mar es un pretexto en ésta línea de alma y suena descortés pero perdone usted, nunca quise entrar así nomás, ésta canción no está terminada, bienvenidos todos al banquete, cómanse los corazones que mi tía ya no está enferma de calor y los vestidos me matan pero te hacen ver más linda; no sabía que callabas así de esa forma de decir la verdad, nadé en tu pelo una vez más o al menos quise hacerlo o me da igual o no tanto pero qué puedo hacer si el gato me mira de nuevo extrañado de llover y hacer sorpresas con globos que no revientan cuando deben, sería como la primera vez que bailamos en el mar, espera un segundo, pero quédate estatua detén tu sangre ¿Ella es la noche o sólo es una mujer cansada? Anda vete ya los caballos blancos del azul sólo pisan una vez ésta parte de la montaña mientras mi traje se hace más delgado y mi cuerpo sonríe a tu boca empapada de tiempo.

Tú me enseñaste eso de cerrar los ojos y pensar en la muerte nada más como quien se cubre con una sábana.
Que se desvía tu mirada en un riel de campo estéril y esperando el cansancio llega a piernas abiertas por un barranco, éste cristal torcido con campanas que anuncian la llegada de túnica blanca y fondo café, ésta hora es el atardecer y ésta iglesia mis sueños, blanca por encima del aquí, vuelta en la esquina y esperar la resolución con un elote en la mano, levantado brazo señalando nuestra infancia y la curva del paseo demorado ojo de agua y correcaminos gladiador del clima diferente.
Siento que alguien me mira por esa rendija de párpados rotos, qué escándalo bostezar y admitir el secreto que se come, sentir en el pecho lo que se siente en la cólera de la distancia perdida en su propia dimensión de viajera descalza.
Ahí su locura dando vueltas como el cliché de que el loco da vueltas y la hache se hace enorme destapando las sombras de sus rincones callantes que besan gritos y solemnidades proféticas olvidadas.

Un paso dentro, la muela es vieja de pueblo que sonríe con los chiquillos, tú quieres ese flash que estalló en medio del descanso de las máscaras, el mismo lugar es cementerio de otros tiempos con esperanza desigual, el nombre no estalla, pero recorre un camino nuevo y esperado.
La luz le favorece a su otra mitad que es una tregua de esos instantes en el que el hombre moderno no quisiera ser él mismo.

sábado, 27 de septiembre de 2008

yo no puedo escribir...

Yo no puedo escribir
pero puedo inventar la muerte
en un abrazo.
Yo cantaba con un cuchillo en la mano
cuando buscas mis manos
no escuchas lo que mis pasos dicen.

-No pretendas vencerme
estoy derrotado desde hace tiempo-.
Soy como el hombre solo que habita en mi cuerpo
al que he encontrado ciertas tardes
poniéndose los zapatos que inventaste
para pisar las nubes.

Soy casi como tú cuando reniegas
de ser tú misma
soy casi como tú
cuando crees en mí.

La seriedad me ha abrazado silenciosamente
llenándome la espalda de lágrimas,
yo no la quiero
pero me ha sido útil los días que no creo en la sonrisa
y todas las tardes que prefiero esconderme
por miedo a que la gente me vea.
Entonces también la abrazo
poniendo los brazos en la espalda.

jueves, 3 de abril de 2008

Tacto de aire

Nos subimos al mar
caminamos inseguros
tres estrellas esconde el horizonte
y el trueno de cerro me habla con voz difusa.

Nos escondemos en el aire
pálida risa con eco inmortal
mirada hecha de hojas, beso alma
una melodía interrumpe estruendo.

Y en la contradicción se explica tu tacto
ligero como el mundo,
cuando tus ojos no hablan intuyo certezas que no hacen falta
la vida se cae de sueño y mi máscara estalla en una sonrisa
que sabe que siempre elijo el mejor momento
para pensar en ti.

pensamiento

Hay un recuerdo de arcilla en tu sangre
ésta lluvia te conecta con el mundo
y el smog y la tristeza son sólo formas de la misma distracción
o será tu sangre misma que es de arcilla
vertiéndose en el mundo
dándose al enemigo-hermano para que respire
las impredecibles alas de la tarde.

Cuando la tierra se esconde detrás del techo
hay cosas en ti mismo que no logras percibir
saltos irreales, muertes inolvidables, sombras que sienten
como vida
¿Cuál es la pregunta que no podemos formular?
Ésas ganas de vivir fuera de ti por un momento
y ese silencio es el más grande grito de tu ser
que no necesita sonido para estallar en infinito
esas ganas locas de amar
de pensar sin palabras
de sentir sin palabras
de crecer sin tiempo
y volver a la vida
más pequeña, cada vez más pequeña
hasta que se convierte en TODO.

jueves, 7 de febrero de 2008

horas


6:15 p.m.

El mismo programa, otra vez el mismo programa y su breve continuación que uso como pretexto que me doy no sé por qué, pero siempre me convenzo de que hay que verlo por que avanza. Aún sabiendo que lo vería si nunca cambiara, si no avanza, una imagen estática de sonido interminable. Lo mismo que mi vida.




7:30 p.m.

Otra vez el anochecer camina tras mi ventana, últimamente me dan ganas de caminar cuando la noche es joven.

Y pensar que fui yo quien decidió quedarse y reducir el mundo a una ciudad, luego a una casa, a un cuarto, hasta llegar a los 309 kilos que dice el doctor que peso, para no poder moverme solo.

Para no poder caminar cuando la noche es joven.




11:30 p.m.

Yo sé que mi corazón es débil, pero mi sueños siempre han sido fuertes, por eso los arrojé al basurero, par que no me dolieran, para que me dejaran seguir viviendo mis amargas consecuencias.

Por eso no duermo, mejor espero el amanecer entre libros, películas y el resto del pollo que quedó de la tarde.




6:00 a.m.

Ahí está el amanecer, qué gusto que nunca falte a su llegada. Es hora de una linda dosis de morfina para matar el dolor.

No pasa nada si me quedo dormido

No pasa nada si no vuelvo a despertar.




12:00 p.m.

El gato hace ruidos molestos, creo que tiene hambre. Al menos él puede moverse, él puede cazar un ratón, buscar en los basureros. Yo ya no puedo salir de éste. Ahora se vuelve a echar encima de mi imagen, la que sacó aquél reportero curioso cuando se enteró que aquí vivía un monstruo. No lo culpo.




3:00 p.m.

Se escuchan voces alegres a lo lejos, como me gustaría contemplar sus rostros, todo el mundo tiene infinitos rostros, no se dan cuenta que su belleza radica en el brillo de sus ojos, en las ganas de vivir, quisiera ver una vez más una sonrisa.

Tengo años sintiendo que veo el mismo rostro.




6:00p.m.

Qué vago es el recuerdo de cómo el mundo se fue encogiendo, y el cuerpo creciendo, como queriendo apropiarse de lo que yo le había arrebatado, creciendo y creciendo como quien quiere alcanzar al universo en su expansión. Qué loca manera de contarlo pero es lo que me queda.

Ahora, por primera vez, estoy seguro de que el corazón, está dejando de funcionar.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

poesía

Puedes fingir que estás fingiendo, puedes simular que eres tú,
que es tu deseo y no tu olvido tu verdadero cómplice
que tu olvido es el invitado que envenenaste.
Puedes decir lo que quieras, eso será la verdad
aunque no puedas ni puedan tocarla






José Carlos Becerra

miércoles, 19 de diciembre de 2007

de una noche envuelta en voz

no entiendo los poemas de mi hijo, dice mi padre.

y no se si los llegue a entender (con el fuego que tenía mi padre)
no es fácil
porque yo no me cobijé bajo su sombra
no me viste crecer, cedro macizo
no escuchaste cuando jugaba a las escondidas con la muerte
para que no los fuera a encontrar.
No viste tantas cosas que he ocultado en mi mirada
y creíste que yo era otro, más terrenal, más sencillo,
predecible.
No estabas cuando aprendí a volar
y me convertía en mañana fresca que regalaba sonrisas.

Nuestras noches, nunca fueron la misma noche

pero siempre ha estado tu voz en mi suspiro
y tu mano en mi caída
me creció el cabello tan largo como los sueños que se te rompieron
y siempre una lágrima era para ti
nunca te di un abrazo que no fuera sincero
y sigues retando al mundo con tu corazón de universo
con tu dolor interminable, humano
dibujando sonrisas en la tierra
que nunca he de regalar

siendo sincero yo nunca he leído tus poemas
pero creo que son tristes
por eso prefiero esperar
a estar muerto
para no tener lágrimas que llorar

sábado, 24 de noviembre de 2007

versos imaginarios de la regadera

Nunca salió la luna para él

y mis flores son devoradas por el lagarto que soñé

jueves, 22 de noviembre de 2007

¿Cuál es la onda de no te adornes, no te adornes?

A primera instancia, apenas en el primer párrafo del cuento, me da la impresión de que estoy leyendo un guión de un cortometraje.

(traje de baño, camisa sport desabotonada, lentes oscuros de burbuja)

La primera forma descriptiva me pareció o muy atrevida, o muy mala.

Inmediatamente después, al encontrar la primerfrasepegada del texto, comprendí que había sido aventurado, y a medida que avanzaba el texto comprendí el estilo.

Es un estilo muy similar al de José Agustín en el cuento Cuál es la onda, un cuento revolucionario que rompe con esquemas, y que sin embargo logra llevar al lector de la mano a través de un camino rítmico, humorístico, presumiblemente espontáneo e ingenioso en los juegos de palabras.

La deducción es más que obvia, los autores son representantes de su generación, la de los estudiantes que vivieron el sesenta y ocho, los que oían rock y fumaban mota, a los que en verdad les hervía la sangre al hablar de revolución, de cambio social, y los que hoy son padres o abuelos de los estudiantes que prefieren ver una película a leer un libro, que hablan de revolución por fantoches, y que siguen fumando mota, con mucho alcohol y ahora sin rock, pero con intocable y el recodo.

El cuento tiene partes vertiginosas, de ritmos estrambóticos, diálogos que golpean la cabeza incesantemente y que vienen y van. Y lo más interesante de todo, que parecen naturales.

Esa es una de las más grandes virtudes de este tipo de cuentos, aunque en un párrafo sin marca alguna hablan dos personas diferentes, o en los diálogos se repite la misma palabra en pregunta y respuesta varias veces, o incluso que el mismo autor se refiera al lector para aclararle cierta situación que queda fuera de su alcance, el texto no deja nunca de ser creíble.

El juego magistral que hace José Agustín con los nombres (baterista, olivista, olifeo, etc.) aquí se aplica tal vez en las referencias con gentilicios de las mujeres en turno de estos chicos cachondos. (las gallegas, las francesas, etc.)

La naturalidad está más allá de ciertas palabras, ritmo o imágenes, de hecho las situaciones mismas son solamente un pretexto para dar rienda suelta a todo esto.

Lo que crea todo este sentimiento de inmersión al universo agustin-parmenides-yquiensabecuántosmás-iano (ya basta ¿no?) es (¿cómo decirlo?) el espíritu.

Estos cuentos manejan un espíritu que va más allá de los diálogos o las onomatopeyas (que por cierto son geniales aich ya me cansé de poner paréntesis), estos despuntes de genialidad (más en agustín que en garcía) son producto tal vez sí de las drogas, pero de un momento muy específico, que hoy en día si se repite es porque uno de aquellos revive viejas glorias, o un joven se dedica a imitar de lo lindo a la banda de antaño (no tan antaño pues, poquito).

El estilo es desenfadado, y estructura no hay, el patrón que existiría es el del desorden o la espontaneidad, lo cual da mucho de que pensar.

¿Cómo textos tan bien logrados llegan a tal grado si no es trabajándolos?

Las drogas pueden ayudar, pero se corre el riesgo de que el efecto llegue más lejos de lo que uno esperaba y el divague sea tan profundo que el texto caiga en un pozo del que ya nunca podrá volver a la comprensión humana. O a menos que se escriba bajo el efecto de estas sustancias ayudadoras, y ya en la triste sobriedad se acomode lo aún inteligible.

Bueno, el caso es que no creo que el texto haya sido escrito en su mayoría bajo la influencia de las drogas (el espíritu sí es gracias a ellas entre otras cosas).

Lo interesante en este punto es la capacidad de trabajar algo para que parezca espontáneo, pues es precisamente todo lo contrario, leer, tratar de llegar a un fin, releer y corregir es la antítesis de lo espontáneo.

Otra cosa interesante de estos textos, es que se intuye la fuerte influencia de lenguas extranjeras (unos Drinks, y stuff like that) tras lo cual también podemos imaginar que se trata de texto precursor en este ámbito de mezcolanza que remite nuevamente al juego.

Pero lo más interesante de todo sería que yo demostrara haber aprendido algo de estos cuentos yterminaramiensayo de una manera kinda espontánea para divertir a los gallegos que me leen

Y

Se

Rían

Un

Poco

De

Tanta

Pendejada.

miércoles, 31 de octubre de 2007

¿Por qué nos preguntamos acerca del YO?

Porque es necesario, porque en algún momento todos nos preguntamos, porqué y cómo nacimos, porqué nos abrochamos la agujeta del zapato, porqué no podemos respirar en el agua.

Pero siempre llega un momento en el que aún sin respuesta, dejamos estas preguntas de lado para seguir con nuestras vidas, abrochándonos las agujetas sin preguntar, respirando sin preguntar, nadando sin respirar.

Estos temas se olvidan y como si nada, el tren de nuestros pasos sigue en si vía, pero es probable que en algún momento vuelva otra vez la duda, ¿Quién soy? O la otra más elemental y (si me apuran) avanzada, ¿Soy? ¿Y si soy, en que consiste ser?

Ahí el problema fundamental de estas preguntas, la agujeta y el zapato quedan relegadas al hecho del ser, una vez respondida esta pregunta, podremos pasar a lo demás.

La pregunta se repite, y aunque siga sin respuesta, ha servido como detonador de una infinidad de pensamientos tan profundos y complejos como el más misterioso laberinto, pensamientos que a su vez marcan antecedentes en la eterna búsqueda del ser humano, búsqueda que ya no se recuerda de que es.

Este nunca llegar del ser humano, reflejan bien la particularidad y unicidad de los hombres.

¿Cómo encuentras algo que no existe?

Nunca encontrarás una silla, en una silla a medio acabar, porque la silla contiene sus reglas, y una silla a medio acabar, con dos patas y sin respaldo no es silla, en dado caso es silla a medio acabar, que NO es silla.

La respuesta ahí está, el ser humano no encuentra una respuesta a su pregunta del YO, porque no hay un yo establecido, fijo, inmutable y universal del que se pueda abstraer para ser comunicado o representado en diversas formas (como sí se puede hacer con una silla), de ser así, el hombre sería un objeto, no un hombre.

El hombre no se puede definir como objeto, ni como esencia, pues todas las palabras del universo no alcanzan para definir a un hombre.

El hombre cambia y se define y construye día a día según va viviendo y tomando decisiones en su vida, cada segundo es totalmente diferente entre sí.

martes, 23 de octubre de 2007

Consecuencias del ser-para-la-muerte de Heidegger

El ser-para-la-muerte de Heidegger, es a la vez, la máxima manifestación de la vida que se puede concebir.
¿Y es la vida algo malo, algo bueno?
No importa.
La vida es, y con eso basta.

Kierkegaard, Nietzche y Heidegger coinciden en que la apropiación de la vida consiste inicialmente en un verdadero uso de la conciencia, ese ojo que al despertarse muestra al hombre de pie, en medio de la nada.

Pero es, creo yo en Heidegger donde aquel paso o salto o como se le quiera llamar, compromete menos al hombre y lo dota de más libertad.
En Nietzche, por ejemplo, el hombre se ve abrumado por el peso innombrable con el que sus acciones lo sujetan a la eternidad, y en Kierkegaard, aquel ojo que se abre, lo hace de una vez por todas para siempre ir en búsqueda de ese Dios que es necesario.

Yo creo que en Heidegger, más que nunca se encuentra la libertad, cuando alguien comprende lo que es ser-para-la-muerte y acepta las consecuencias, puede ser feliz, en verdad feliz, sin necesidad de aspirar a nada, ser feliz porque aunque no lo quisiera, ni lo buscara; vive, y en esa situación que comprende como el absurdo, aquello que tal vez desafía la generalidad del universo, es a su vez, la oportunidad que tiene para sonreír.

¿Y qué le toca hacer?
Vivir, simplemente vivir.
¿Vivir sentado? Sí
¿Vivir escondido? Sí
¿Vivir cómodo? Sí

Aquí se puede regresar a Nietzche, en el Sí a todo y en el sinsentido, sin embargo la apuesta de Heidegger por la vida es más profunda, porque acepta la muerte.

Al aceptar la muerte, la vida se hace más preciosa por el simple hecho de vivirla, y todo es válido siempre y cuando sea disfrutado de una manera plena y profunda, que el ser-ahí que esta viviendo, decida que es lo que hace con su temporalidad y la viva, y la disfrute.

No hay nada después de la vida ¿Y luego?
Tampoco hay nada antes, pues que el universo siga su curso y en este soplo de nada que es la vida el ser-ahí puede dedicarse a ser libre y jugar, a llorar y reír.
Desde este punto de vista, valemos porque existimos y tenemos derecho a ser unos incompetentes.

La vida se puede entender entonces como diría De la Barca, como un sueño, un estado breve que de repente sale al encuentro y en el que sin tener necesidad de entender, se puede ser-ahí. Una vez dormidos pocos se preguntan a que hora se quedaron dormidos, y se dedican a continuar el sueño, sabiendo a veces que habrán de despertar, pero no por eso dejan de soñar.

La gran apuesta por la vida, se puede encontrar en que Heidegger no teme a la muerte, no trata de vencerla o minimizarla, la entiende y la abraza como aquello que le da la unicidad maravillosa al ser-ahí. Es, a su vez la muerte el parámetro de comparación para poder decir. –Estoy vivo-.

Nietzche vence a la muerte con el eterno retorno y es gracias a él que el ultra hombre ordena el mundo, para la eternidad de sus elecciones.
Kierkegaard siempre va buscando un más allá, va saltando precipicios hasta llegar al último que no saltará, se dejará caer para encontrar a Dios.
Heidegger, entiende sus acciones como las únicas que serán, sin repetirse y sin consecuencias en otros planos, también va saltando, ocupándose del regalo inesperado de la vida, diciendo lo que quiere decir sin entrar en habladurías, y se encuentra con el mismo precipicio en el que se dejará caer.
No buscando a un Dios, simplemente caer, o volar o ser-en-la-caída por un momento.
Y si le preguntas ¿porqué caer?
Él podrá responder –Tú dime, ¿no ves que estás cayendo ya?-.

viernes, 19 de octubre de 2007

la vida en una carcajada.

¡ojo picudo! la risa nos puede traicionar.
Ricardo Castillo


La risa es mi momento. El instante donde mi alma baila sin mirar al espectador.
La carcajada es la explosión donde toda mi risa se concentra y llena de esa magia única todo el mundo.
Yo creo que la verdadera fuerza de la risa consiste en que, a diferencia de muchos otros poderes, cuando te supera, en el fondo no quieres que pare, a pesar del dolor de estómago, costillas, garganta e incluso lágrimas. Todos deseamos que la risa fluya como sangre, como grito, como agente modificador de la realidad, en el fondo deseamos que el mundo se llene de risa.

Son los mejores momentos, los más puros, la risa rompe las máscaras y redime la vida en el absurdo de la vida misma.

Nunca pensé que caer fuera tan fácil, bueno tal vez caer sí, pero no de tal manera, no he creído en los precipicios siempre los vi como trampas para los tontos o los suicidas humildes, aquellos que en verdad se quieren suicidar y no lo dicen, no llaman la atención y simplemente se suicidan.

Fue la risa el único precipicio que no pude evitar.
La vida se justificaba, como siempre en esos momentos en que uno ríe a carcajada larga, a borbotones con los amigos y la familia, en este caso sólo éramos familia (aunque también eramos amigos).
El río, la noche, el campo y la casita de acampar nos daban pretextos para sentirnos bien (a estas alturas ya no es un pretexto, sino un texto integrado en el centro mismo del escrito).
Creo que todos estábamos de buenas, y la plática sin quererlo, condujo las palabras y los sentidos para que un instante de brillantez de mi jefe bastara para la explosión.

Nadie pudo contener el grito espontáneo, ni el vibrar del cuerpo en sorpresa, en absurdo, en risa.
Fue risa estruendosa, la que más me encanta, y el coro se alimentaba entre sí cada risa se renovaba con la complicidad de la otra.
Rompimos la quietud con nuestro gozo, con nuesto signo de vida.

No entiendo porque la risa le puede molestar a alguien, supongo que ellos estaban dormidos y querían que nos calláramos, o tal vez querían comida o la camioneta de papá, no lo sé y no me interesa, pero fue la risa o sus pasos sigilosos por lo que no advertimos su presencia.
Fue ahí donde conocí el precipicio, mi momento concluyó con su antítesis.
A diferencia de todos, a mi no me cortaron el cuello completo, por eso puedo decirlo
no hablando
escribiendo.

Dunas

Yo soy la noche

y soy el desierto.

Calendario de arena
y reloj de años.

La muerte no se pasea por estos senderos
soy la redención al atardecer.

Ya siento
lo que no veo
y no me duele el silencio
son mis sueños,
(nadando en el vientre de la luna).

Yo soy la noche
y soy el desierto.

martes, 16 de octubre de 2007

Manifiesto de nadie

Escrito con fervor zapatista

A ver si apunto a escribir algo
a ver si despunta un brillo de alba en
mi pluma
que unos ojos sientan estas letras como
suyas
y se las lleven a donde vayan
que no es otro lugar que la misma eternidad.

No somos estrellas
Somos tierra y corazón
que se riega con sangre y lágrimas
de tantas heridas, tanta muerte, tanta
nada...

no somos hasta que Tú sabes que existimos
porque nuestro mundo está olvidado
y sólos no podemos salvarlo
somos la vida que fué
que ha sido renovada con una nueva esperanza
de que si no pudo ser ayer
quizás pueda ser mañana...

Recuerdo de Chiapas (en Chiapas)

Este tampoco se me hace nada malo, pero no me agrada que rime tanto
y siento que se lo estoy pirateando a alguien, pero ignoro a quien
cualquier información, no la pagaré pero será bien recibida.


Estaba escribiendo el poema de un río
y me dió sed
sed difícil
no sed de vasos o tazas del hogar
me dió sed de llano...
sed de bosque
sed de selva
incluso sed de coral.

sed de río y sed de mar
de quetzal y de gaviota
de agua dulce y de sal
sed de sol a todas horas
con un poco de sombra para descansar

Me dió sed y pensé en el Grijalva
me dió sed cuando salí del mar
cierro los ojos y veo el Cañón

este cocodrilo
ya se va a nadar...

Enterremos a los niños

Otro de Chiapas, desde el corazón mismo de el Albergue para niños San Martín de Porres...


Enterremos a los niños muertos
en el jardín
donde nunca jugaron
donde sólo se sentaban a comer naranjas
después de que la madre les rompía los sueños
a gritos y a golpes.

Enterremos a los niños
bajo el árbol
al que alguna vez subió el más valiente
antes de conocer el sabor de la sangre
y el llanto.

Enterremos a los niños muertos
pero enterrémoslos ya
que esta empezando a apestar.

Lo sé

Escrito en Comitán, aún recuerdo el momento
y para quien estaba dedicado.
Tiempos grandes.



No tenemos futuro
este presente es la totalidad del fin
de nuestro fin
hundido en el subjetivismo de tus ojos

cada presencia es una nota de altar
una paloma emigrando

Lo sé
yo no soy yo cuando estoy contigo
y tú no eres otra desde que te sé

cada pasión tiene sus lágrimas
y cada lamento es una voz
que invita a la soledad
a despojarse de todo
de uno mismo para verse en el horizonte
de un mar que no sabe callar
y cuando lo hace
deja de ser mar

Por eso y otras cosas más
esta noche
es hora de soplar la vela
de terminar con la vocación del fuego lento
yo. para ver tus ojos desde lejos
y tú
para ser la misma
que eras ayer.

hoy caí a la tierra

Mi favorito de aquellos tiempos...



Hoy caí a la tierra
y volví a pensar en ti...

¿Qué es la tierra
que con su calor me cubre?

¿Qué es ésta oscuridad
que a mis ojos duerme?

¿Qué es ese silencio
que a mi voz detiene?

¡Ahh!
Es el triste beso
de la dulce muerte.

que triste recuerdo

otro de esos escritos que nunca debieron de ser escritos, pero qué diablos.
como si alguien leyera este blog...

Que triste recuerdo...

Ayer vi a un niño jugando en el jardín
Fue una sensación difícil de explicar
Era hermoso más allá de toda belleza física

Era
Feliz

En sus manos juguetonas sostenía una flor
En su sonrisa se reflejaba la sencillez y la fortaleza de un ser sin miedo
en ciertos momentos parecía que se acordaba de un secreto infinito mas grande que cualquier pregunta
y el jardín se llenaba de carcajadas melodiosas, dulces armonías de felicidad
y la mariposa, enamorada de sus dedos
y todo lo que le rodeaba, orgulloso de existir

su ternura me hizo sonreír

el niño jugaba a la primavera
y por un momento pensé que era capaz de llevarla a donde fueran sus sueños

tal vez no sabia que existía el dolor
que la vida estaba sumida en caos

pensé en decírselo
pero ¿Qué caso tenia?
él era feliz
y si dios existiera estoy seguro de que eso querría

Fue entonces cuando me vio
el niño alzo la cabeza y fijo sus ojos en los míos
su sonrisa dejo de ser
su semblante se lleno de dudas y tristeza,
de dolor y angustia
y lo vi crecer tratando al mismo tiempo de detener el tiempo y volver a ser feliz
lo vi luchando contra el mismo
trate de encontrar en su cara algún vestigio de aquella belleza que emana la felicidad…

Me encontré mirando al espejo como ciertos días al anochecer…
Tratando de rescatar aquello que me ayude a ser feliz.

el calor de tus sueños

Uno de tantos "poemas" viejos que voy rescatando de los rincones olvidados donde estaban.

El calor de tus sueños es como un día sin tiempo,
la noche se dibuja en extrañas formas que invitan a pensar.
Nubes de nervios
Ventana infinita donde se ve nada.

Dije estar solo para que vinieras a mi auxilio
Siempre he necesitado de alguien que me ayude a quererme
que me haga creer que vale la pena esta sombra de tristeza

y que el mundo no es indiferente al estallido de un corazón
Que el cielo sonríe cuando nace una estrella

Y que dios, en su existencia o en su invención
Es sólo un pretexto para ser felices

una búsqueda infinita de nosotros mismos


Pensando como niño
O sea como es mejor pensar

Creo que el mundo no es un dulce
Creo que el tiempo es amargo y nadie nos dice lo contrario
que la vida se nos acaba buscando un milagro
y los mejores momentos no duran para siempre

que estamos perdidos…


…y que aunque estemos perdidos
aún existe la esperanza
y siempre hay una sonrisa que nos espera
que las lágrimas valen la pena después de todo
porque siempre habrá un mañana,
aunque nosotros no estemos en él


Que dura tarea es ser feliz en este mundo
es ahí donde he fracasado
¿cómo creo felicidad del aire?
¿Dónde queda el frío y la soledad de un niño?
¿Dónde pongo el hambre y el dolor?
Es ahí donde no encuentro a nadie
donde la invención de dios me deja sin respuestas

O lo que es peor
me deja con la única respuesta
que no quiero saber…

domingo, 14 de octubre de 2007

La dulcra fibra...

Versos de Ricardo Castillo
para Ricardo Castillo

Maestro que estás lejos
quiero decir que sí te leo
y un payaso encerrado en nublas visiones
juega a descifrar la Lengua en Triada

No es que piense que la muerte sea tu peor enemigo Nicolás
pero hay cuervos en el campanario
pobrecito señor x
Nicolás arde en universo
y un alacrán besa su carne.

Il re Lámpago indica
la casi casi divina amnesia de una oruga
sueñas con borrar los nombres
pero no no importe lo que pase no No te puedes ir así
además
los frijoles ya van a estar.

Interrelaciones.

En el teatro, vi una obra, sacada de una películ,a basada en un poema de la música inspirada en una pintura de una escultura de Pilar Rioja bailando.

domingo, 7 de octubre de 2007

Mientras tanto

Mientras yo este vivo, y tú estes viva
siempre habrá una oportunidad para amarnos.

Lo que conozco de tí
son tus líneas,
tus andares y un par de sonrisas,
tu aroma no natural
y las ganas de no estar sola.

Lo que conoces de mí
son mis silencios,
mis ausencias,
lo que dice el tiempo de mis ojos,
el aroma que podría tener pero no tengo
y un nombre que me he inventado.

No se si seas
tus curvas,
tus viajes,
tus amigas,
mis sueños, una nostalgia
o un deseo.

Pero te quiero porque quiero quererte
porque no te sé ni quiero saberte.

No pretendo dejar de caer en el vacío
aún pretendo averiguar cual es el fondo el infinito.
Tú mientras puedes vivir por los dos
amando lo que no soy
en otros nombres,
otras sombras,
otros ojos,
otras ganas.

Mientras yo este vivo, y tú estes viva
siempre habrá una razón para amarnos.

llega hasta mi mente...

La vida, o como quieras llamarlo
lo que ves, el suspiro,
un tiempo que no existe
está lleno de metáforas.

Están lloviendo voces que derriten los marcos
para ver el mundo como una flor nueva
y cerrar los ojos o abrirlos sin distinción
con un viento distante que sin embargo
llega a refrescar mi sonrisa
y el cabello vuela a veces
cuando decido saltar entre los ríos
en vez de nadar como tronco, casi muerto y llegar al mar.

Se quedó en la vereda, vestido de soldadito
y la sonrisa la cambió por ojos asustados
que ya nadie le quita
pobre viejito
pobre niñito.

mi voz nos dijo que no estaba terminada
no del todo
no de nada
nadie toma leche en estos rincones
los viajeros están muy cansados para escupir en el recuerdo de su sombra.

Hoy dios quisiera estar vivo
para agitar un dedo y que la gente lo vea,
que unas señoras lo enterraran y lloraran su soledad.

Gacela el tiempo
tiempo el suspiro o algo así
suspiro la noche y sus desgracias
desgracias se borran con el sí
sí, acepto
me caso contigo todas las mañanas
mañana mi imagen no será la misma que era antes de soñar tu figura.

Nuestra tristeza y tu presencia cubriendo un universo que nunca comprendí
pero tu estela se derrama en mi sangre desde entonces
y tengo miedo de llorar
no quiero olvidar tu nombre.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Santoel y las cinco palabras mágicas.

Santoel decidió encerrarse en su estudio todo el fin de semana.

Prefirió dedicar su tiempo a la lectura, el relajamiento, el ocio, el entretenimiento, y sobre todo, a escribir.

El estudio de Santoel era oscuro por naturaleza. La única ventana (con una persiana gruesa que cuando se cerraba dejaba pasar muy poca luz) quedaba de espaldas al escritorio donde tenía la computadora y el escritorio repleto de papeles, libros y una infinidad de objetos que llegaron ahí con intención de paso provisional en lo que Santoel los devolvía a su lugar o les buscaba uno, pero todos terminaban quedándose, creando así un ruido visual importante que a más de uno podría incomodar. Pero no a Santoel.

A pesar de ser oscuro por naturaleza, el estudio podía estar muy bien iluminado con las múltiples lámparas y focos que había en él.

Ese día prefirió apagarlas todas en el día y encender las que considerara necesario en la noche.

Santoel se sentó dispuesto a tener como única comunicación en ese fin de semana el MSN y las operadoras de los negocios de comida rápida a domicilio.

En el escritorio, por encima de todos los papeles vio una foto que tenía mucho tiempo que no veía.

Era una foto de uno de sus múltiples viajes, en la pirámide principal de Chichen Itzá, detrás de la pirámide y del grupo que posaba para la foto, un cielo azul como no había visto en muchos años, la foto estaba un poco manchada de una vez que le cayó un poco de raspado de Vainilla que comía Santoel un día que revisaba las fotos de ese viaje, la misma foto también estaba maltratada por un dulce de menta que se le pegó una vez por accidente y cuando lo retiró, se llevó consigo parte de la foto.

Santoel recordó las sábanas de seda de esa noche en el Hotel, y las encantadoras noches de alcohol y baile de los viajes y no pudo soportar más.

Inmediatamente tomó su celular, hizo entusiasmado unas cuantas llamadas.

Y esa misma noche salió con sus amigos y amigas, a beber, a bailar y a divertirse.

Al volver a su casa en la madrugada, borracho y cansado, y al despertarse con la resaca, no se lamentó de que su plan del fin de semana había sido cambiado, Santoel pensaba que siempre habría fines de soledad en los que lo mejor sería encerrarse en algún lugar y dedicarse al ocio, la música, el cine y la literatura.

Los nuevos tiempos.

La luna, en estos días, no es como era antes.

Dicen las historias antiguas, que nuestro satélite, antes era una masa “natural”, de piedra y otros minerales semejantes a los de las lunas de otros planetas, que reflejaba por sí sola la luz del sol, y estaba ahí desde antes que el primer hombre fuera hombre.

Dicen también que nuestros ancestros, tenían otro tipo de tecnologías y eran más avanzados que nosotros en otros asuntos, yo lo dudo, ellos nunca pudieron llevar colonias al espacio.

Volviendo al tema de la luna, dicen que duró hasta poco tiempo después de la Guerra Total en la tierra, pero que para tiempos de la Primer Guerra Interplanetaria, ya no había tal.

Después de la famosa fecha, bajo la administración del comandante Estrada, se mandó a hacer (como ya todos lo sabemos) la Base Espacial en Órbita LUNA.

Una base tecnológica de primer nivel que dota de energía y luz a la tierra alimentándose de la luz del sol, como se supone lo hacía el antiguo satélite natural.

También dicen que antes de la Guerra Total, existían miles de edificios y monumentos en la tierra, producto del ingenio de los antiguos.

Dicen, que entre ellos existían pirámides gigantes, similares en forma a las nuevas casas coloniales que usamos en los distintos planetas.

Que el cielo era azul, y no rojizo y gris como hoy en verano o morado como en invierno.

Que el agua tenía un sabor único y estándar, los ríos no sabían a vainilla o cereza como hoy en día. El sabor del agua era diferente, dicen que el agua no estaba tan sucia y no se necesitaban los siete procesos de purificación de agua que establece la ley de salubridad e higiene, que provocan este sabor tan horrendo en el agua, que tiene que ser disfrazado con saborizantes artificiales.

Yo trabajo en la Base Espacial en Órbita LUNA desde hace quince años, y me va bien, a veces nos dejan monitorear la tierra en busca de emanaciones contaminantes, y si encontramos una y lo delatamos, nos ganamos un premio.

Me gusta ir a la tierra sobre todo a comer, porque cuando no es hora de comida, uno puede comprar un dulce o un bocadillo diferente a la comida instantánea espacial que uno come en la base, o puede usar ropa variada y propicia para el clima tan extremo de la tierra, dice mi jefe que la camisa que usé el otro día es de un material llamado seda, tan suave que creí que estaba soñando.

Pensándolo bien, no aguanto las ganas de salir en la próxima visita a la tierra.

martes, 25 de septiembre de 2007

Nos vemos en el segundo.

Nos vemos en el segundo. Le dijo él a ella.

Una conversación aislada de dos completos extraños.

Fue lo último que escuché, un día raro, antes de perder el oído.

No estaba yo en contexto como para saber a que se refería, ni siquiera los conocía, estoy seguro que en ningún momento ellos repararon en mi existencia.

Ahí estaba la frase flotando, haciendo eco como lo último que escucharía del mundo, como un fantasma.

Decidí jugar con ella, con la frase, sacarle todo, a ver hasta donde llegaba.

Nos vemos en el segundo.

¿Cuál habrá sido el primero?

¿A qué se refiere?

¿El primero ya fue o será?

¿Él iría al primero y ella no, o ella sí y el no, o ninguno de los dos y si podrían ir al segundo?

¿Qué se necesitaba para que alguien pudiera ir al primero o al segundo?

¿Cuál era la diferencia?

¿Había algo entre ellos?

¿Serán concientes de la tensión, de su química?

¿Sabrá él que su voz es dulce?

¿Sabrá ella que sus ojos son hermosos?

¿La extrañará si no va al segundo?

¿Tendrá una buena excusa?

¿Cómo no decirle que es hermosa?

¿Cómo no decirle que lo quiere?

¿Tendrán años de conocerse?

¿Se conocerán en verdad?

¿Será este encuentro crucial en sus vidas?

¿Fue una despedida de compromiso?

¿Se pensarán?

¿Qué pasa si uno queda ciego y no se ven en el segundo, pero se saben, se sienten?

¿Se casarían de todos modos?

¿Le robará un beso?

¿Qué ve ella en él?

¿Será su primer hombre, su segundo?

Nos vemos en el segundo.

No se refería a un segundo momento, retiro, edificio, etc.

Se refería al tiempo.

Nos vemos en el segundo, en el instante preciso, en el momento eterno que nacerá cuando tus ojos crucen con los míos.

Sí eso le dijo.

Vaya, ahora puedo ver que en verdad la ama.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Ni yo mismo le entiendo

Nunca quisimos que pasara
pero estas cosas pasan aunque uno no quiera.

Yo siempre pensé que lo tendría todo controlado.
No me puedo controlar, tal vez en el fondo no quiera
pero no me puedo controlar.

Ramón decía que estaba bien
que nada malo podía pasar.
Sólo hablaba y hablaba
sin saber en verdad que decía.
Pero estaba convencido
que nada malo podía pasar.

¿Cómo iba a estar algo mal?
Al menos no para Raúl.
Raúl es un filósofo
y para los filósofos nada está mal, nada los puede dañar.

A veces quisiera ser filósofo
menos cuando veo que sus barbas crecen casi tanto como su soledad.

Siempre me gustó Ana
y me dedicaba a quererla de lejos,
a reconocer nuestra distancia.

Me gustaba imaginarla
y vivir para eso.
Tal vez si en verdad la tuviera, no sería tan hermoso
como imaginar tenerla.
Probablemente nunca lo sabré
pero me conviene creerlo.

Y si pudiera besarla ahora no lo haría
no soportaría tenerla en mi memoria
como el fantasma del paraíso perdido.

Prefiero que sea mía a través de la distancia y el silencio
y algunos murmuros que sólo se dicen en la noche y en los rincones
de un deseo que es sólo para ella
y una ternura que he inventado con otro nombre.

Para vestir su piel y su voz,
para soñar en el sol
su figura
y su sonrisa.

martes, 18 de septiembre de 2007

Algo sobre Santoel

Nunca entendí bien a Santoel, dudo que exista alguien que en verdad haya entendido a Santoel, incluso él mismo.

Lo veía en la ibero, siempre con el mismo morral tricolor y la silueta de un Bob Marley corriendo feliz.

Se decían muy pocas cosas sobre él, de esas pocas, la que se me quedó muy grabada fue cuando escuché el rumor de que dormía en el suelo, en un petate que le habían regalado en un viaje místico en Oaxaca.

Sus amigos no eran como él, se veía que la pasaban bien y se divertían, incluso con sus amigas las guapas, las que uno ve y piensa que no tienen ni medio cacahuate en la cabeza.

Se les veía bien estando juntos, pero a leguas se notaba que no eran como Santoel.

En un cuadro, donde se retrataran sus vidas, en cualquier momento preciso, el pintor tendría el problema de usar otros colores para Santoel, él debía pintarse de diferente manera, con tonos menos brillantes y lúcidos, tal vez le pediría que se recogiera el pelo, para no gastar negro simplemente en cabello.

Y no es que Santoel fuera mejor o peor, simplemente sus colores eran otros, se sabía que aquél no era su lugar.

Aunque nadie pudiera asegurar cual sí.

Creo que ni el mismo Santoel, supiera cual era su lugar.

Quizás sabía que en realidad no pertenecía a ningún sitio, y por eso era feliz.

Había días en que Santoel hablaba demasiado, y otros en los que no tenía que decir nada, una mirada bastaba para que todos entendiéramos que no estaba de humor, que en ese momento algo malo sucedía o simplemente alguno de nosotros, o todos o él mismo le parecía insoportablemente pendejo.

Cuando hablaba de sus temas favoritos, futbol, música o mujeres, todos podíamos sentir aquella pasión brotar de sus labios.

Una vez prendida la mecha, ya no había quien la apagara, y su discurso se extendería hasta que la genial idea, el dato o la reflexión fueran puestos sobre la mesa en todo su esplendor.

Y si de suerte había un contrario, el espectáculo estaba garantizado, una disputa encendida donde Santoel no se permitiría callar.

Esos eran buenos momentos, menos cuando uno traía hueva y en verdad no tenía ganas de escuchar los largos y viscerales argumentos de Santoel.

Siempre nos dijo que preparaba algo.

Algunos pensaban que fraguaba obras maestras en secreto, otros, que algún día dejaría todo y comenzaría a vivir lejos de toda la gente que alguna vez lo conoció.

Yo pienso nunca preparó nada, simplemente decía eso para callar a la gente que le preguntaba porque no hacía algo de su vida.

Si algo llegó a planear, yo creo que fue su muerte.

Esta muerte tan estética y desde su extraño punto de vista tan poética.

Al menos nadie podrá decir que Santoel no tuvo una muerte interesante, aunque no lo hayan conocido en vida.

En verdad dudo que exista alguien que haya conocido verdaderamente a Santoel

viernes, 14 de septiembre de 2007

Lo más difícil de todo es escribir cuando no se tienen ganas de escribir,
es sencillo entonces, no escribir
dejar pasar el tiempo (suponiendo que exista).

¿Quién se atreve a juzgar los movimientos de la locura?
¿Quién se atreve a decirme que aspecto debo tener, qué coros cantar,
qué perfume oler, qué lágrimas llorar?
¿Y quién determina mi sentimiento de soledad?

domingo, 9 de septiembre de 2007

arlequín

Escuché de un tipo que dice que la mañana es la mejor hora para escribir
la inspiración llega como un aroma y las letras saltan hermosas al papel.
Otros, los más dolientes y no precisamente melodramáticos dicen que en la noche
cuando las sombras pesan más
y el dolor es mas puro y hondo.

Yo escribo cuando percibo un hueco en el universo
y una vena errante me avisa desde adentro
cuando la vibra del mundo es diferente
y cuando lloro sin lágrimas
por distintas razones.


La mejor parte de ésa obra de arte
la mejor parte de una obra de arte
soy yo
apreciando esa obra de arte
creando la belleza, dándole existencia en mi universo
viviéndola como tal
y dándole una razón de ser,
como al mundo,
como a todo.

martes, 4 de septiembre de 2007

sin título

Cualquiera sabe pegarle con seguridad al balón
aunque no sepa de futbol.

Pegarle sí
pero nadie como él.

La cancha era su lugar, el rectángulo donde la vida cobraba otro significado,
pateaba la tierra hacia el centro del universo
y nisiquiera dios vestido de portero podría hacer algo contra la magia que desprendían sus piernas.

Sus piernas, tan flacas y chuecas, pensaba en ellas como la única parte indestructible de su cuerpo,
el único instrumento capaz de convertir los sueños en realidad.

Nunca le gustó su cuerpo, pero sus piernas...
tampoco le gustaban sus piernas, eran flacas y estaban chuecas, pero cómo no estar agradecido con ellas, hechas de quien sabe que estrella que le permitía patear al infinito, driblar como un poeta.

En la calle y en la escuela, caminaba cabizbajo, en verdad se sentía incómodo, no se consideraba capaz de aportar algo a la humanidad fuera del campo, por eso callaba, por eso no levantaba la vista, no fuera a ser que alguien fuera a perder el tiempo en él, en buscar algo único para encontrar un vacío que podría ser llenado por cualquiera.

A veces sufría por eso, ¿Qué era sin sus piernas? ¿Qué quedaba de ese flaco cuerpo, de esa piel morena tan quemada y tan común? ¿Qué sabían hacer sus manos que otras manos no sabían?
Nada.

Se imaginaba de viejo, esperando la muerte pensando en el pasado, reviviendo viejas glorias, repitiendo las mismas historias de grandeza.

No sabía exactamente si era el mundo o él quien cambiaba en el momento en que pisaba la cancha, no importaba tanto se decía.
Lo importante para él eran esos momentos, donde le tocaba ser.
Donde su vida cobraba sentido y sentía que aportaba algo al mundo,
uno o dos chispazos de magia serían suficientes para vivir toda la semana, recordárlos en los momentos de vacío para después soñar en el fin de semana que estaba por venir.

jueves, 30 de agosto de 2007

ni siquiera una isla

Un poema no es una flor
un poema es basura y silencio
son las entrañas del poeta,
un ser extraño que no puede estar en paz consigo mismo

el cronopio sin duda puede ser una flor
el cronopio es una flor.

Son los inconformes, los que desprecian su mundo
y tienen que inventar uno nuevo
o invocar los recuerdos para ver qué pueden revivir
de lo que se les ha muerto ya
son esos precisamente los que nos regalan una belleza que no existe
mas que en el efímero momento en que la sentimos.

Sólamente vive en nosotros y cuando nosotros la vivimos.
En otras palabras
nosotros somos esa belleza,
fuera de nosotros no hay belleza.

Hay basura y hay silencio
el poema no se escribe
se expulsa del espíritu, se transcribe del alma si es que esta existe
el poeta es uno de los pocos que muere
porque se decide poeta, doliente pero vivo.

domingo, 19 de agosto de 2007

Odio a Lugones

Siempre me llevé bien con la luna, de chico pensaba que teníamos una extraña conexión que me hacía verla como familiar y sentir algo de sus tiernos reflejos de luz en mí, nostalgia cósmica o amnesia fantástica.
Nunca nos peleamos, pero no me agradó la idea de que ella se prestara como inspiración, argumento y decoración de las canciones más cursis, de estúpidos poemas.
No la culpo de nada, pienso en ella como una víctima semejante al Che, que nada tiene que ver con la forma en que su imagen se convirtió en uno de los más puros ejemplos de lo que él siempre condenó.
No se si la luna sea fácil, me gustaría creer que no, que un día colgó su belleza en la noche, tan pura e inocente que ni se dió cuenta cuando el idiota la contemplaba, el poeta moría por ella o el ladrón la vendía como suya.
Cuando tengo sueño, ella no me ayuda, simplemente se queda brillando si no hay nubes, mirándonos a todos y soñando no sé con que cosas, donde colgó su belleza en la noche.

miércoles, 15 de agosto de 2007

saliste de la costa y ni siquiera sientes soledad

Entre las olas sin espuma sale la sirena con piernas a beber agua dulce de un vaso.
Desnuda se pierde en la bruma.

Hay canciones que se repiten incesantes en la bóveda de nuestra cabeza. Y momentos propicios para canciones que no repetimos, es más que incluso creíamos olvidadas.
Son esos instantes que entre otros, permanecen eternos, bailando en el ritmo de esa música relegada al momento de la inmortalidad.

Mi tía se casó con una idea, y se la pasaban discutiendo, a veces bien, a veces se alteraban pero la idea nunca cedía, estaba en su naturaleza, era obstinada y cuadrada, mi tía era inteligente y cuando sabía que no había más, le daba la razón.

Una vez, una mujer dibujó en un papel una figura que tomaba forma real, no se transformaba en nada, no cambiaban sus colores ni su nitidez, simplemente se salía del papel y se podía ver con cuerpo entero andar entre la gente, salía en la noche por callejones oscuros y en lugares abandonados, por eso casi nadie la vió, pero cuando la veían se preguntaban siempre que era, tal vez eso la deprimió, pues estoy seguro de que ella creía firmemente ser algo específico, y al encontrarse indefinida, decidió suicidarse.

En un país de Medio Oriente, dicen que los habitantes en sus fiestas comían ensaladas que les cambiaban el color de piel, el truco estaba en comerse esta ensalada fantástica y pensar en algo, pensar hasta tener un sentimiento verdaderamente profundo y real. Entonces, según el sentimiento, la piel cambiaría de color.
Una persona me dijo que el color más común era el verde
y que el color del odio era amarillo.

Ayer platiqué con la niña que me gusta.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Cuento

Hansel despertó, se sentía cansado y aún le dolía la cabeza, notó que sus ojos estaban hinchados e irritados.

Tocó su almohada, estaba empapada, pensó que debían ser lágrimas.

Miró a su alrededor y reconoció la sala de la mansión, que por más vieja no perdía su esplendor, era la casa de las hadas. Había mucho movimiento a su alrededor, las hermanas se movían ágilmente, esculturales figuras envueltas en colores brillantes trabajaban en la casa, la agitación era inusual, y se sentía una atmósfera de tensión insoportable, probablemente había llegado la hora.

Le llegó desde la cocina el olor a comida, cerró los ojos y pensó en su hermana.

A lo lejos, en lo profundo del bosque se elevaba una casa grande, que sin embargo no alcanzaba a ser una mansión, pintada y decorada de tal manera que parecía ser hecha de chocolate y caramelos.

Las primeras luces del día acariciaban su fachada, sólo un buen observador pudo haber notado la pequeña figura envuelta en negro que cortaba leña y la llevaba hacia adentro por la puerta de atrás. Nadie, ni el más perfecto observador, pudo haber visto el semblante de tristeza que se dibujaba en el arrugado rostro de esta vieja solitaria.

El hada amarilla se sentó en el borde de la cama, estiró su brazo para acariciar a Hansel en la frente, al sentir el contacto de la delicada mano en su cara, no pudo seguir fingiendo que dormía, se alejó rápidamente sintiendo un profundo sentimiento de asco y de terror.

Ella lo miró como a un pequeño animal que sólo le es fiel a su amo, y que había tenido un mal amo.

El la miró a la cara, sin aquél sombrero ridículo en forma de cono, se veía más hermosa, el cabello castaño caía sobre sus hombros, resaltando el color blanco de su piel.

Mientras más hermosa la veía, más horrible e hipócrita le parecía.

Sentía ganas de vomitar, sintió un hueco indescriptible en su estomago.

Ahí estaba ella, envuelta en negro, a diferencia de las hadas, su vestido no era brillante ni nuevo, ni su belleza resplandecía, y sus manos no eran hermosas, más bien era vieja y arrugada, pero su mirada era dulce y su sonrisa aunque ahora apagada, era honesta, estaba sentada en su mecedora tejiendo el calcetín más triste que en toda su vida hubiera concebido, a su lado en una mesa, muchas fotos de niños jugando, en unas aparecía ella siendo parte de la alegría de los infantes, otras parecían las típicas fotos familiares donde todos se abrazan y sonríen, esas fotos que nunca agotan su capacidad nostálgica y enternecedora.

-El niño no quiere comer-. Dijo una voz desesperada-.

-Pues entonces, que se muera de hambre-. Contestó una voz ronca y autoritaria-.

Esta vez no quiso abrir los ojos, los cerró con más fuerza y unas lágrimas cayeron de sus ojos.

No quería pensar en Gretel, pero era lo único que podía hacer.

Cada que respiraba, le parecía que volvía el olor de la carne quemada y escuchaba sus gritos y volvía a sentir sus músculos desgarrándose al intentar liberarse de esas mujeres envueltas en colores brillantes, su corazón explotando, era su hermana, ella, la única.

La que decían era una bruja.

-¿De qué te sirve llorar niño? Ya has llorado suficiente, Tu hermana esta muerta, acéptalo, era una bruja y merecía morir-. Le dijo el hada verde que se encontraba de pie a su lado.

Ahora sí abrió los ojos, no pudo soportar más, la mataría, las mataría a todas si era necesario, escaparía de ese lugar y volvería al bosque con ella, a la casa de chocolate y jengibre.

Intentarían ser felices de nuevo y se esforzarían de llenar con sonrisas el profundo vacío que ya había dejado Gretel.

Saltó de su cama directo hacia ella para infringirle todo el dolor que le fuera posible, dio un paso y su cuerpo no respondió, sus piernas se volvieron hojas que no podían soportarlo, cayó de bruces hacia el suelo, y no se pudo reincorporar.

-¡Vámonos!-. Escuchó a lo lejos de una voz ronca y furiosa.

Ella pensó que volvería a estar sola, que se haría más vieja, que su rostro moriría erosionado por no volver jamás a crear una sonrisa.

Pensó en Hansel. Si tan sólo pudiera verlo una vez más, saber que estaba bien.

Entonces, podría morir en paz.

La marcha de las hadas volvía a entrar en el bosque, sin tanto fervor y con mucho menos ruido, reducida incluso en el número.

Aquella vez habían dado el golpe mortal, hoy no hacía falta que gastaran tanta energía para simplemente dar el golpe de gracia.

-¿Sabías Hansel, que sólo tú puedes matar a la bruja?-. Dijo el hada roja con su voz ronca que marchaba a su lado, al frente de todos.

Hansel no contestó.

-Sí niño, por eso no te matamos, ni queríamos matar a tu hermanita, pero ella se negó a ayudar ¿Sabes? Descubrimos que era una bruja tan peligrosa como la que vive en el bosque, por eso la quemamos-. Escupió la hermosa y fuerte mujer envuelta en azul brillante-.

-Entonces vayan juntando la leña para quemarme a mí también- dijo Hansel-. Y sintió tranquilidad al terminar de decir esas palabras, compartir el destino de Gretel lo redimiría y tal vez, podría verla de nuevo.

-¡Oh no querido! Nunca haríamos eso, es totalmente innecesario, eres incapaz de ser una bruja, no hay maldad en tu espíritu ni restos de tu cuerpo que debamos quemar ¿Acaso crees que las quemamos por diversión? Es necesario amor-. Contestó orgullosamente el hada más majestuosa y hermosa que había visto jamás, una belleza envuelta en dorado-.

-¿Y qué le haremos entonces si no quiere cooperar?-. Preguntó el hada verde desde las filas de atrás-.

-Lo ahorcamos-. Contestó la voz ronca de la modelo envuelta en rojo-.

El hada verde se acercó a Hansel y puso en sus manos una escopeta.

-¡Vámos chico! haz tu parte y nos librarás de todo mal, una sola bala para que la utilices con el monstruo negro que vive en esa casa-. Apuntó la joven mujer de verde.

Hansel alzó la vista y reconoció el camino, estaban verdaderamente cerca de su hogar.

Había soñado con volver, sólo quería correr y abrazarla, esconderse en su cama hasta que todo esto pasara.

Ahí estaba frente a ellos la casa, nunca antes la vio tan triste y tan sola, nunca antes ese silencio había abrazado el lugar.

Se abrió rápidamente la puerta, ahí estaba ella, lo estaba esperando, vio a Hansel y comenzó a correr como ya se creía incapaz de hacerlo.

La última sonrisa que su rostro había podido dibujar se esfumó de inmediato al ver los brillantes vestidos aparecer detrás de Hansel.

-¡Hansel! -Le gritó-. ¡Corre, no dejes que las hadas te atrapen!-

-¿No quieres que sufra verdad?-. Le susurró al oído la hermosa hada dorada.

-Dispara ya y termina con esta historia de terror-.

El niño ya no pensaba, empezó a caminar como un cuerpo sin alma, obedeciendo las órdenes de un poder superior, con la mirada vacía y un semblante sin expresión.

El terror más profundo se cernió sobre él, no se podía mover, estaba gritando, estaba luchando con todas sus fuerzas pero su cuerpo no se movía y ya apuntaba hacía la mujer envuelta en negro.

Su cuerpo no obedecía, pero de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas.

Por fin, pudo cerrar los ojos.

Pensó en Gretel, en el día en que sus padres los abandonaron en el bosque. El hambre y el frío que soportó por su hermana. La extraña casa que encontraron en medio de los árboles y la nada.

Los niños jugando, el resplandor del sol, comida caliente, amor.

Los niños llegaban a jugar y se iban, unos comían a veces, pero sólo ellos se quedaban, sólo ellos vivían ahí a ellos era a los que más amaba.

Pobre Hansel y Gretel que no tenían padres, pero había una mujer envuelta en negro que los amaba, y su anciano rostro rejuveneció con ellos, y la más profunda soledad se exilió de ese lugar.

Vio claramente aquella noche en que el bosque se llenó de colores brillantes y la gente del pueblo detrás de las hadas, furiosos con fuego.

No recordaba nada más. No quería recordar.

No había nada más que recordar de su hermana, su hermana era la que lo abrazaba, la que lloraba, la que cantaba y reía, no la que gritaba y se moría quemada en una noche cercana.

Hansel abrió los ojos y la vio frente a el, intentando sonreír de nuevo.

Volvió a luchar contra su cuerpo agotando cada gota de energía que le quedaba, desgarrando cada músculo que tenía.

Su corazón explotó.

Un sombrero negro cae sobre el jardín, en frente de una casa de chocolate y jengibre donde alguna vez, los niños jugaron.

miércoles, 1 de agosto de 2007

telegramas

Siempre pensaba mucho, descargaba su ira en discursos que siempre hablaba en su cabeza
imaginando decirlos, sin en verdad decir nada, a veces se respondía en la imagen de la otra persona y se desarrollaba la conversación en la que siempre tenía una forma valiente y firme de ganar las discusiones.
Cuando hablaba, nunca tenía esa fuerza y le parecía que lo que había pensado con tanta sangre caliente y con tanto fervor, una vez bien pensado todo ya no tenía tanto sentido.
Contestaba monosílabos o frases muy cortas que no dejaban conforme a nadie.

Nunca fue una persona valiente, le daba miedo el mundo, el atribuía su temor a la gente a su madre que se lo transmitió de todas las maneras que pudo.
Pensaba demasiado, pero eso le gustaba, vivía mejor ahí, en su propio mundo que funcionaba, a veces poco o de maneras extrañas, pero funcionaba y creía entenderlo.
Afuera nada funcionaba y lo que funcionaba ya lo conocía bien, se sabía todas las fórmulas que los seres humanos realizan para engranar, todos los procedimientos de los contratos sociales, que le pareció absurdo e hipócrita imitar el funcionamiento cuando se tiene conciencia de él, es más le parecía que al hacerlo estaría abusando de un mundo demasiado estúpido para él.
Y nunca lo decía explícitamente, pero sentía que tenía un buen corazón y era buena persona.
Por eso el parecía estúpido, trataba de encontrar resultados inconcebibles en sus acciones. Hacer algo conociendo de antemano su resultado resulta aburrido e inútil, en cambio se pueden intentar cosas nuevas, buscar nuevos resultados, el mundo es demasiado vasto como para vivir monótonamente, por eso la gente le miraba extrañada cuando le veían intentar mil veces la misma cosa sin tener éxito, o teniéndolo pero volviéndolo a hacer, en verdad nunca tenía éxito, el buscaba lo inesperado, el hueco en el universo, ahí estaba la magia, ahí la aventura de vivir, y quizá las hubiera encontrado algún día de no ser por la gente.
De nuevo la estúpida gente que juzga sin saber, o peor aún sin ni siquiera hacer un esfuerzo por querer saber y simplemente emite juicios que ya estaban antes que ellos y que presentan la cómoda oportunidad de repetirse, sin gastar energía que pretenden guardar para su estúpida búsqueda de lo que creen que es la felicidad.

Incluso su concepto de felicidad es tomado de una estantería en donde se encontraba adornado en una linda caja y con moño. El problema no es que vivan intentando saber de que manera abrir esa pequeña caja, ellos creen que de eso se trata la vida y esta bien, buscar. Lo alarmante del caso es que nunca se preguntan porque es eso lo que buscan, porque eso y no algo más. La respuesta es sencilla.
Era la caja con mejor presentación, y todos los demás la tenían.

Le hubiera gustado salir más, pero salir era un riesgo tanto físico como emocional,
nunca se sintió del todo a gusto consigo mismo.
Le hubiera gustado encajar, tal vez en otra época soñaba con destacar, ser el primero, alabado y reconocido como el milagro que se consideraba, pero ya no. Prefería sentir y experimentar el hecho de que los demás lo consideraran parte de algo que ellos también constituían, y cumplir alegremente con todas las normas y contratos que la sociedad cumple, sin sentir nunca esa sensación de pertenencia, de ser como ellos, de estar a su nivel, de necesitarlos como ellos lo necesitarían a él, de alguna manera veía esa como una manera de vencer al mundo que tanto temía.

Le frustraba que la gente no lo entendiera, sobretodo le frustraba que si en el fondo como máximo deseo quisiera ser entendido, sería entendido. Pero eso requería demasiada energía y demasiadas fuerzas en un deseo verdaderamente insignificante. ¿Qué ganaría con ser entendido? La empatía no genera amor, en dado caso genera un poco de lástima o consideración, que lo volteen a ver a uno y digan hay que hacer algo por este tipo. Además de que el hecho de ser entendido le quitaría gran parte de esa mística misteriosa que creía tener.
Aún así le frustraba no ser entendido, sobretodo porque creía que era fácil entenderle y si la gente no fuera tan estúpida lo haría de inmediato.

Sus amigas decían que era seco, frío. A sus amigos no les importaba tanto el hecho de que no soliera manifestar abiertamente sus sentimientos, para ellos era normal en los hombres, unos son demasiado ruidosos para callar su voz interna y no tener que pensar en sus sentimientos, él en cambio convivía con esa voz.
Sabía que muchas cosas serían más fáciles si no tuviera reservas o dudas a la hora de querer expresar un sentimiento, pero sabía también que al hacerle saber a esa otra persona lo que sentía por ella, eso lo comprometía de una manera terrible, la vuelta atrás ya no sería tan fácil, en el mejor de los casos sería dolorosa, no estaba dispuesto a afrontarlo.
El silencio era su aliado, solo él sabía lo que pensaba, sólo él tenía poder sobre sí mismo, si llegara el momento en que tuviera que actuar, lo haría sin reservas, sorprendiendo al mundo tal vez con palabras ardientes y estudiadas y la gente se sorprendería y pensaría que detrás de ese hombre silencioso y frío existía un corazón ardiente que guarda silencio como una especie de luto por la humanidad.